Hoy recupero una receta de herencia familiar. Deliciosa, sencilla y fácil, de esas recetas que triunfan y que pueden llegar a desplazar a cualquier dulce más elaborado. No es un postre glamuroso pero sí arrasador, sólo tenéis que poner una bandeja en una sobremesa y me lo confirmareis.
Para hacer los canutillos debéis conseguir unas cañas o cilindros metálicos, éstos se encuentran fácilmente en cualquier ferretería o tiendas de menaje. En este caso, yo he utilizado mis cañas de toda la vida, las heredadas de la familia y que tantas y tantas veces he utilizado. Me encantan.
Es importante freírlos a la temperatura indicada y no rellenarlos con demasiada antelación para que no se humedezcan con la masa y pierdan la textura crujiente. Una hora antes de servir es suficiente para mantener la textura.
¡¡¡Simplemente deliciosos!!!
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